El recuento de la tragedia
El 23 de marzo del 2010, aproximadamente a las 10:30 de la noche, los habitantes de Izúcar de Matamoros comenzaron a sufrir los efectos nocivos a la salud por intoxicación al inhalar un agente tóxico que hasta ese momento era desconocido, lo único que reconocían era un fuerte olor a veneno, muy similar al utilizado en los campos agrícolas. Esto encendió las alarmas.
Una de las primeras poblaciones afectadas por el gas tóxico fue la comunidad de Las Bocas, por su cercanía a la fábrica de agroquímicos denominada Agricultura Nacional S.A. de C.V. ubicada en el kilómetro 5 de la carretera Izúcar de Matamoros-Las Bocas. Los habitantes de esta localidad fueron los primeros en atribuir las causas del fuerte olor a veneno a dicha fábrica, por lo que decidieron alertar a las comunidades vecinas.
Poco más o menos de las 11 de la noche, las autoridades auxiliares de los barrios y colonias de Izúcar, junto con el apoyo de algunos ciudadanos, comenzaron a emitir alertas a través del perifoneo en autos y el repique de las campanas de las iglesias. El mensaje cimbraba a todos: “al parecer ha ocurrido una explosión en la fábrica del Dragón, por lo que es necesario evacuar”. Para esta hora, la nube tóxica cubría buena parte de la ciudad, principalmente los barrios y colonias orientales y sus efectos en la salud en las personas eran cada vez más penetrantes.
Mientras la mayoría de los residentes buscaban salir lo antes posible de la ciudad, autoridades de protección civil y bomberos llagaban a la fábrica para intentar contener el incidente, pero nunca pudieron entrar debido a que los empleados de la empresa les impidieron el paso. Alrededor de las 11:45 pm, el presidente municipal de ese entonces, Rubero Galileo Suárez Matías, llegó a la entrada de la fábrica y solicitó hablar con los directivos para conocer lo que realmente sucedía, sin embargo también fue ignorado.
Llegada la media noche, la situación en la ciudad era de total hermetismo y angustia. Los pobladores continuaban evacuando rumbo a los las regiones de Atlixco, Puebla, Axochiapan y Cuautla, algunos en sus propios autos, otros apoyados por vecinos que tenían camionetas y otras más a pie. Muchas personas optaron por quedarse en el municipio de Tepeojuma a la espera de buenas noticias, otros más se dirigieron a municipios más alejados.
En los primeros minutos del 24 de marzo la nube tóxica cubría casi toda la ciudad, afectando considerablemente a las comunidades de Raboso, Matzaco, San Nicolás Tolentino y Ayutla, mientras tanto las autoridades seguían sin conocer los detalles del incidente y mucho menos la sustancia que se había liberado en el aire.
Aproximadamente a las 00:30 horas, un empleado de la empresa informó a Protección Civil Municipal que 2 recipientes con 130 kilogramos de dimetoato habían explotado en un cuarto de precalentamiento debido a un error humano y que la nube tóxica originada no causaría afectaciones a la población. Inmediatamente después, las autoridades municipales dieron aviso a la habitantes, pero aún con esta información muchos siguieron abandonando la ciudad.
Cerca de la una de la mañana, llegaron funcionarios de Protección Civil del Estado a la fábrica, intentaron acceder a las instalaciones pero los empleados de seguridad de la empresa les negaron el paso. Hasta ese momento, buena parte de la población continuaba alejándose de la ciudad por lo que las carreteras seguían congestionadas. Esta situación se prolongó hasta alrededor de las dos de la mañana.
En la siguiente hora, los habitantes dejaron de evacuar la ciudad paulatinamente, confiando en la información que difundían las autoridades municipales. Algunas personas que horas antes habían salido del municipio, decidieron regresar. Muchas otras prefirieron esperar más tiempo, por lo que pasaron el resto de la noche en albergues habilitados en Atlixco y Tepeojuma.
Al amanecer, la población amaneció intranquila. Algunos pobladores se apostaron a las afueras del “Dragón”, denominación que la mayoría de las personas de la región usa para referirse a esta fábrica de agroquímicos, donde por unos minutos bloquearon el tránsito de vehículos.
Por la tarde del 24 de marzo, los ciudadanos se congregaron en la Presidencia Municipal donde exigieron al alcalde una respuesta y su postura. En su intervención, el edil Rubero Galileo manifestó que la empresa había sido clausurada por el ayuntamiento por carecer de la licencia de funcionamiento y uso de suelo. Después de escuchar el mensaje de quien fuera presidente municipal, los manifestantes decidieron crear una comisión que diera seguimiento a este caso.
La lucha por la reapertura
Después de lo ocurrido la noche del 23 y parte de la madrugada del 24 de marzo del 2010, la población de Izúcar de Matamoros inició una batalla legal y política para clausurar la fábrica Agricultura Nacional S.A. de C.V. dedicada a la formulación, distribución y comercialización de agroquímicos.
Una medida inmediata que realizó en ayuntamiento fue clausurar a esta empresa debido a que no contaba con la licencia de funcionamiento ni la de uso de suelo, la población por su parte, decidió que la entrada principal de la compañía permaneciera custodiada por los vecinos a fin de que nadie pudiera entrar a las instalaciones de la empresa, además decidió crear un comité para dar seguimiento al caso y organizó una serie de marchas.
A partir de aquí, comenzó la pelea jurídica entre el municipio de Izúcar de Matamoros y la empresa Agricultura Nacional, mientras una hacia lo posible para no otorgarle los permisos necesarios para su reapertura, la segunda promovía demandas millonarias, no solo en contra del gobierno municipal, sino también en contra de aquellos considerados como difamadores de la compañía, entre ellos el comité ciudadano y algunos periodistas locales.
Mientras el tiempo de los juicios jurídicos transcurría, cada vez que se llevaba a cabo una sesión de cabildo en el Ayuntamiento Municipal los integrantes del comité ciudadano convocaban a los habitantes a reunirse en la sede del consejo con el fin de manifestar su rechazo a cualquier intento para permitir la reapertura del Dragón. Por su parte, los empleados de Agricultura Nacional y sus familias hacían lo propio, organizaron algunas marchas y manifestaciones donde exigían al gobierno municipal y estatal la reapertura de su fuente de trabajo.
Otra de las acciones del gobierno local fue sufragar un estudio elaborado por el Instituto de Derecho Ambiental A.C. con sede en Guadalajara el cual concluyó, entre otras cosas, lo siguiente: “Agricultura Nacional tiene un cumplimiento ambiental incipiente, que implica inseguridad jurídica y ausencia de certeza técnica, de seguridad industrial y de riesgo en su funcionamiento”. No obstante, este estudio fue descalificado por Agricultura Nacional mientras al mismo tiempo promovía el suyo.
Al paso de los meses y de múltiples marchas y manifestaciones públicas realizadas tanto a favor como en contra de la fábrica, el movimiento ciudadano que se oponía a su reapertura comenzó su desgaste. Cada vez menos gente participada en los mítines, la entrada a la empresa dejó de custodiarse e iniciaron las divisiones dentro del movimiento.
En contraste, Agricultura Nacional se empeñó en limpiar su imagen dañada a través de una enorme campaña publicitaria en distintos medios como el periódico, la radio, la televisión, anuncios espectaculares, volanteo y otros. En cada anuncio se mostraba como una empresa socialmente responsable, generadora de empleos y amigable con el medio ambiente.
Agricultura Nacional realizó los trámites necesarios ante las instancias federales, estatales y locales para poder continuar operando, siendo las últimas quienes resistieron por más tiempo los embates de los abogados de la empresa, quienes después de varias demandas y juicios, lograron conseguir los permisos faltantes, lo cual sucedió a más de un año del origen del problema y a unos cuantos meses del cambio de gobierno municipal, siendo ya presidente el Dr. Carlos Gordillo Ramírez.
Una vez conseguida la licencia de funcionamiento y de uso de suelo, Agricultura Nacional reinició operaciones normalmente, aunque cabe resaltar que a pesar de que los permisos municipales le fueron otorgados hasta mediados del 2011, la fábrica ya operaba desde el mes de Noviembre del 2010, con el aval de PROFEPA.
El dimetoato
Según la información expuesta por Agricultura Nacional y que después fue retomada sin más por las autoridades, la sustancia liberada a la atmosfera en la explosión del 23 de marzo del año 2010 fue dimetoato, una sustancia considerada moderadamente tóxica por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de los Estados Unidos (EE.UU.), aunque algunas organizaciones no gubernamentales como la Red de Pesticidas en Acción de Norteamérica (PANNA) la catalogan como una sustancia altamente tóxica.
El dimetoato es un compuesto organofosforado inhibidor de la colinesterasa, una carecteristica común de los compuestos organofosforados. La colinesterasa es una enzima que facilita la transmisión de los impulsos nerviosos en el cuerpo humano, su disminución o ausencia causa síntomas de neurotoxicidad como temblores, nauseas, debilidad e incluso la muerte.
El dimetoato es una sustancia que puede ser absorbida a través de la piel. La exposición o inhalación de este compuesto causa síntomas como mareo, sudoración, dificultad respiratoria, náuseas, debilidad, salivación excesiva y calambres; en los ojos origina enrojecimiento y dolor, y si se ingiere ocasiona, además de los mismos síntomas por inhalación, calambres abdominales, convulsiones, diarrea, pérdida del conocimiento y vómito.
El dimetoato está considerado en la categoría C (posible cancerígeno humano) por la EPA de EE.UU. Lo que sugiere que esta sustancia podría causar cáncer, aunque todavía es necesario elaborar estudios que arrojen más datos concluyentes.
Otra sospecha que se tiene del dimetoato es su alteración endocrina, por lo cual, de acuerdo a la información proporcionada por PANNA, el Estado de California en su Proposición 65 considera al dimetoato como parte de la lista de pesticidas causantes de problemas reproductivos y de desarrollo que pueden causar defectos de nacimiento, infertilidad, esterilidad y deterioro del crecimiento, entre otras cosas.
También, el dimetoato forma parte de la lista de compuestos etiquetados como Contaminantes Conocidos del Agua Subterránea del Departamento de Regulación de Pesticidas (DPR) de California, retomando los criterios de este departamento, PANNA considera a este compuesto como un contaminante potencial del agua.
…(continuará)
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